Abril venía, lleno
todo de flores amarillas:
amarillo el arroyo,
amarillo el vallado, la colina,
el cementerio de los niños,
el huerto aquel, donde el amor vivía.

 El sol ungía de amarillo el mundo,
con sus luces caídas;Jiméne
el agua de oro, tibia;
las amarillas mariposas
sobre las rosas amarillas!

 Guirnaldas amarillas escalaban
los árboles; ¡el día
era una gracia perfumada de oro,
en un dorado despertar de vida!
Entre los huesos de los muertos
abría Dios sus manos amarillas.


 Juan Ramón Jiménez,Poemas Májicos y Dolientes (1909)